Amanezco enroscada en las sábanas, abrazada a tu pecho sintiendo tu brazo enroscado en mi espalda hasta llegar a la cintura. Abro lentamente los ojos, donde el sol me penetra dejándome casi sin visión, y al subir la mirada puedo visualizar la hermosura de tu rostro al estar descansando. Duermes profundamente y yo no puedo dejar de observarte y sentirte tan mío; desde el momento que abrí los ojos y te sentí no pude creer que estaban nuestros dos cuerpos yacidos en esa cama recostados y tu durmiendo en la misma y exacta posición como la última vez que te había visto hace un par de horas cuando me llenabas de innumerables caricias.
Espero impaciente a que muestres un gesto de que no estés dormido, de que rápidamente abras los ojos y mires que te estoy observando para darme uno de tus tan ansiados besos, pero sigues allí descansando cómodamente mientras yo acaricio tu cara y entierro mi cabeza cada vez más en tu pecho para sentirme más cerca y tuya que siempre.
De pronto siento que te mueves y vuelvo a mirarte luego de haber cerrado los ojos por estar tan bien cobijada en tus brazos sintiendo el calor y la ternura que me trasmites hasta estando dormido; abres muy despacio tus ojos, me observas y sonríes; yo también te sonrío. Te repito que te amo, como tantas veces te lo había aclarado antes de dormirnos, y tu me abrazas más fuerte y me contestas un ‘yo también’ simbolizado en besos y miradas hermosas que compartimos en ese momento, intercambiando sentimientos con solo cruzar los ojos e intercalar los labios.
Lentamente recostaste nuevamente tu cabeza en la almohada, abrazándome, y yo te imité quedándonos frente a frente mirándonos y sin despegar los labios por minutos, sin embargo más tarde cerraste muy despacio los ojos y yo me coloqué en tu pecho como lo había hecho anteriormente; y así juntos, más que siempre y abrazándote con más fuerza que nunca, continuamos durmiendo para que más tarde cuando despertemos nuevamente volvamos a revivir el mismo momento.
Espero impaciente a que muestres un gesto de que no estés dormido, de que rápidamente abras los ojos y mires que te estoy observando para darme uno de tus tan ansiados besos, pero sigues allí descansando cómodamente mientras yo acaricio tu cara y entierro mi cabeza cada vez más en tu pecho para sentirme más cerca y tuya que siempre.
De pronto siento que te mueves y vuelvo a mirarte luego de haber cerrado los ojos por estar tan bien cobijada en tus brazos sintiendo el calor y la ternura que me trasmites hasta estando dormido; abres muy despacio tus ojos, me observas y sonríes; yo también te sonrío. Te repito que te amo, como tantas veces te lo había aclarado antes de dormirnos, y tu me abrazas más fuerte y me contestas un ‘yo también’ simbolizado en besos y miradas hermosas que compartimos en ese momento, intercambiando sentimientos con solo cruzar los ojos e intercalar los labios.
Lentamente recostaste nuevamente tu cabeza en la almohada, abrazándome, y yo te imité quedándonos frente a frente mirándonos y sin despegar los labios por minutos, sin embargo más tarde cerraste muy despacio los ojos y yo me coloqué en tu pecho como lo había hecho anteriormente; y así juntos, más que siempre y abrazándote con más fuerza que nunca, continuamos durmiendo para que más tarde cuando despertemos nuevamente volvamos a revivir el mismo momento.
Ailu
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahórrate comentarios innecesarios.